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Luisa Pita

De Dagas y Lloros

“El milagro de la vida únicamente necesita tiempo y sensibilidad para entenderlo. Y verlo. La viña saca a relucir un mapa que exhuma mil sensaciones. Tiene la ventaja de que su espacio vital es cíclico y se puede mostrar, completo, en un año. La cepa puede durar más de cien años, pero se abre desnuda cada estación. Muere en otoño de tristeza a las pocas semanas de quedarse sin fruto, y revive cada primavera, recién rasurada, cuando deja de ser hidra despeinada y redondea sus formas en un intento de volver a la belleza de las líneas curvas, la que se abre al tiempo nuevo…

Vive ahora, en estas semanas, la viña la pubertad del ciclo anual. La daga afilada bicorne ya hizo su trabajo silencioso. Zas. No lo cerró por igual, ni al mismo tiempo. Los cortes no matan, solo achatan el crecimiento sin control…
Lloran pulgares y varas suspiros lechosos, transparentes, que concitan la pena del viticultor. ¿Por qué lloran las cepas? Más que llanto es el viento húmedo, carnal, que rebulle desde la raíz hasta el cielo y cuando quiere seguir escalando no encuentra cuerpo y cae, maduro, a la madre tierra…

He leído que hay cepas que lloran más de cuatro litros. No sé quién lo habrá medido. Pero sí sé que la marca del charco queda muchos días pegada junto al tronco y que la sombra araña hacia el fondo, buscando descifrar el misterio que hace crecer las cosas. Ese es el milagro…Llora la viña de risa cuando descubre que todo lo que crece tiene una medida y cuando se ajusta y se hidrata con el sol líquido, eso es la belleza”.

Caledonio Pérez.
La Opinión, El Correo de Zamora.

«De Dagas y Lloros» es una propuesta inspirada en el milagro de la vida de las vides y sobre todo en la poda del viñedo, que es el contacto más íntimo entre hombre y naturaleza.

Podar un viñedo requiere conocerlo, pero sobre todo, quererlo.

La poda es al viñedo lo que un arquitecto a una obra nueva. Ese es el milagro, el llanto que empuja un nuevo ciclo con esplendor ante la daga del podador, en su afán por evitar el envejecimiento, controlar el crecimiento, obtener fustes más selectos y asegurar la calidad. A veces, se ven manos que hurgan en el terreno y buscan esa energía que solo crece abajo, impenitente y vigorosa.

Pierre Louis Geldenhuys parte del concepto metafórico de “espacio vital” como elemento central para dominar el mundo, pero se centra en una visión optimista del mundo frente al intrusismo del ser humano de pleno derecho a disponer y expandir su área de influencia sin límites y el llanto de la naturaleza por la devastación medioambiental.

«De Dagas y Lloros» es una muestra de diez obras conceptuales e intervenidas, con un mensaje que nos llama la atención hacia el cuidado del planeta frente a la mala salud de este.

El mar, el aire, la tierra y el fuego; la fauna y la flora; el sol, la luna, todo el Universo y el ser humano desprenden un hálito de esperanza y se transforman y llenan de lianas, hojas, flores y frutos cada primavera al mismo tiempo que transmiten una señal de alerta.

Los seres humanos tendemos a pensar que lo sabemos todo y que podemos controlarlo, modelar y dominar o incluso manipular la naturaleza y sus mecanismos para poder maximizar su rendimiento. Pero en el fondo, no sabemos nada.